Líneas gruesas, difuminadas, muy marcadas, finas, puntiagudas, ascendentes... A la hora de dar intensidad a una mirada, el eyeliner se presenta con técnicas distintas y sobre todo este otoño invierno. Firmas como Lanvin, Anna Sui o Bottega Veneta imponen sus particulares tendencias. En clave sesentera, en versión difuminada, en contraste... Sin embargo, algo tienen en común, el eyeliner se convierte en protagonista de cualquier look, ahora bien ¿Favorecen todos por igual?
Ojos almendrados
Los ojos almendrados, son los considerados ideales por su forma equilibrada. En este caso, una forma muy favorecedora de aplicar el eyeliner para dar profundidad a la mirada, es tranzando una línea in crescendo que vaya haciéndose más gruesa al final del ojo.
Ojos caídos
el objetivo de los ojos caídos, es elevar la mirada hasta lograr que la forma del ojo se acerque al modelo avellana. Para ello hay que dibujar la línea de forma ascendente a partir del párpado superior.
Ojos rasgados
El objetivo a la hora de maquillar los ojos rasgados es aumentarlos de forma óptica con la ayuda del eyeliner. Para ello, hay que trazar una raya siguiendo la línea natural de las pestañas.
Distancia entre los párpados
No sólo la forma de la línea es determinante, el grosor también hay que tenerlo en cuenta. Así pues, será el propio párpado superior el que determinará lo gruesa que debe ser la línea. Presta atención a la distancia que existe entre el párpado móvil y fijo.
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